Retomamos en el blog esta serie iniciada hace años e interrumpida, como tantas otras cosas, por la pandemia. Al final de la década anterior, la visita de Rafael Argullol al Centro Guerrero fundó Archipiélago, una sección que tomaba como punto de partida su concepto de transversalidad y el nombre de uno de sus libros (Archipiélago, Subsuelo, 2015) para presentar esa hibridación siempre fértil y pertinente: la de pintura y la literatura. En aquel libro de 2015, cincuenta autores del mundo de la cultura elegían un fragmento de la obra de Argullol, un fragmento de la obra de otro autor y una imagen que definieran, de una u otra forma, al pensador catalán. Con esta voluntad de indagación, entre el azar y el destino, presentamos nuestra versión transversal de Archipiélago, donde un texto de un escritor y una obra de José Guerrero, como islas con un origen geológico común, ocuparán un mismo espacio para generar un diálogo, expulsarse, acercarse, fundirse o comprenderse mutuamente.
Antonio Carvajal Milena (Albolote, Granada, 1943), hijo predilecto de su pueblo natal y de su provincia e hijo adoptivo de Motril, donde reside, doctor en Filología Románica, con premio extraordinario, por la Universidad de Granada, donde ha sido profesor de Teoría de la Literatura, impartiendo Retórica literaria y Métrica, mantiene una concepción sonora del verso, opuesta a la transmisión acrítica y mecánica de las formas, en pro de la expresividad de las unidades rítmicas que permiten distinguir verso y prosa poemática de la elocución cortada. Entre sus aportaciones destacan la «rima en caída» y los «versos de cabo doblado». Su primer libro de poesía, Tigres en el jardín, publicado en 1968, le granjeó respeto y reconocimiento duraderos; sin presentarse a concursos, recibió en 2010 el Premio Piero Bigongiari (Pistoia, Italia), por Una canción más clara, y en 2012 el Premio Nacional de Poesía por Un girasol flotante. Desde 1968 su obra en verso se ha publicado en libros generalmente breves hasta alcanzar la edición conjunta de todos ellos en 2018 por la Fundación Jorge Guillén de Valladolid, bajo el título de Extravagante Jerarquía / 1968-2017. Sus publicaciones en prosa se recogen en Metáfora de las huellas, Vuelta de paseo, Costumbre sana, y Ante un pozo de plata. Colabora con artistas plásticos, con quienes edita libros, catálogos y carpetas de estampas y fotografías. Desde 1991 dirige la colección Genil de Literatura de la Diputación de Granada. Traductor del libreto de Don Chisciotte de Manuel del Pópolo García, su obra dramática la constituyen tres libretos de ópera, Mariana en sombras y Juana sin cielo, ambas con música de Alberto García Demestres, y Don Diego de Granada con Héctor Eliel Márquez.
Penetración
Hasta lo más caliente de lo oscuro, donde el pan se levanta como dádiva,
¿qué sabe la brasa de la sal y la harina,
qué del fermento y del agua, qué de sí misma?
El clamoreo espinoso de la aulaga, su extinguido silbo amarillo,
se perdieron en las cenizas y apenas un rescoldo
mantiene la memoria de las manos.
Y exhala el pan sus vahos de delicia, vapor extinto en la porosa lengua
que lo espera en la pala.
Así el guerrero hinchió su joven músculo, venció el fulgor roqueño,
el amarillo hirviente, el lacerante verde, la resbalada turquesa,
el rojo diluido de los ocasos. Ungió su cuerpo
con los óleos azules de la huida, los grises abrumados de ultramar,
los cansados marrones sin camino. Siempre hacia dentro,
más allá de la brecha escindida, en el carbón caliente de otra vida,
donde lo oscuro es hondo y muy caliente,
donde la sombra vibra y su caliente cobijo esponja el pan de cada día,
el pan caliente que encendió otro cuerpo
nacido de la sangre más caliente,
de la carne más honda y más caliente,
del agua más grumosa y más caliente,
de un arroyo de almendras, de un caliente
grano caliente y blanco bajo un lienzo
que recibe el sudor denso y caliente
(Inédito)
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