Aquella vieja aspiración educativa para la que el impulso realista encontró el cine sigue viva. Como Zazi en Zeroville, Martina, la narradora adolescente de Deseo de ser punk, busca sus referencias en el rock y en el cine. Y, como ella, es perfectamente lúcida al respecto: «Estás ahí para comerte los marrones, estás ahí para mantener la cara y por eso los adultos, todos los adultos, deberían tener actitud. Y a lo mejor la adolescencia es aprender a tenerla. ¿Sabes? Seguramente las películas existían desde el principio para eso. O sea, qué más da si en la historia se hunde un submarino o alguien se enamora, quiero decir, si sólo se tratara de eso supongo que no veríamos tantas pelis. Lo que necesitamos es ver la cara, las manos, la mirada, la profundidad de voz que ponen otros cuando les pasa algo. Hay quien lo llama presencia escénica, pero es la actitud».
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