Algunas ferias de arte han asumido espacios ajenos a su función y la comercialización ha acabado confundida con la investigación y la divulgación (pongan aquí el nombre que todos piensan). Otras, como es el caso de Loop, continúan siendo puntos de encuentro con una firme programación y unas interesantes mesas de debate. Loop nace como festival, feria y seminarios de debate para interesados y profesionales del videoarte en Barcelona, en el año 2003. Su quinta convocatoria comenzará la próxima semana, entre el 31 de mayo y el 2 de junio, aunque el festival ya ha comenzado en Barcelona esta misma semana.
Creo que la Feria Loop reproduce nuevamente los problemas de la creación videográfica en este país. Las galerías invitadas sólo han escogido a un total de 6 artistas españoles y de ellos ninguna mujer (corregidme si me equivoco en ambos datos). Ello supone un 13% más o menos del total, lo cual es poco para una feria. Algunas galerías extranjeras presentan videartistas españoles, lo cual es muestra de la interminable necesidad de reconocimiento exterior de nuestro video. Otras recurren a artistas internacionales. Lo bueno, en este momento en comparación con las bienales ya míticas de los años 90 y 92, es que el tejido de la producción videográfica española es tan pobre que ya no hay nadie que levante la voz (como ocurrió en el 90 pero sobre todo en el 92).
Los ponentes de las mesas de debate proceden de lugares con unos nombres muy seductores; tampoco se aprecia presencia española (a no ser con acento brasileño). Me da la sensación de que se hablará más de la restricción al acceso como forma de generación de valor que a la producción de trabajo en red, característica no sólo de este medio sino de su presencia en la red. A parte no entiendo cómo las feria-recordémoslo, siempre con fines comerciales- en este país siempre se intentan recubrir de intereses humanistas desinteresados obviando temas fundamentales como el capitalismo intelectual, el precariado cultural, o mejor, la política cultural española (si es que acaso eso existe). Todo ello contrasta con el enorme empuje del videoarte en esta temporada al menos en Madrid (¡llevamos ya 4!).
Por otro lado, creo que hay que entonar un «mea-culpa» desde el ámbito de la crítica puesto que después de la desbandada de críticos desde el vídeo hacia otras disciplinas más o menos similares, se ha producido un vacío crítico enorme y evidente desde mediados de los 90.
No creo que experiencias como la de Loop vayan a solventar todo esto, sobre todo cuando se publicita con un cierto diletantismo casposo contenido en su sobrenombre: «the place for videoart lovers» … seguro que los del FICEB ven su mercado amenazado.