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Para entender una obra de arte a menudo es necesario acudir a otra obra de arte. La explicación es sencilla: el arte es ese modo de conocimiento que se nutre tanto de la razón como de ese espacio que hay justo detrás de él y que es imposible analizar con la razón. Para que nos entiendan los escépticos de lo intangible, hablamos de un lugar extraño, pero no más extraño que el que habitan las partículas subatómicas, donde las leyes de la física no pueden describir absolutamente nada. Es decir, asumiendo la distancia, hablamos de algo que, como la física cuántica, parece ajeno a este mundo pero pertenece a este mundo.
Una obra de arte, La sociedad joyceana, es lo que plantea Dora García para abordar Finnegans wake, la novela que James Joyce escribió durante diecisiete años y que es hoy día paradigma de esas obras inaprensibles que habitan al otro lado de la línea trazada por la razón. Junto con la exposición, Dora García propone un taller de traducción que ella misma califica como un esfuerzo colectivo abocado al fracaso. He aquí un interesante punto de partida, porque leer Finnegans wake no es sinónimo de entender Finnegans wake. La obra no solo tiene una idea propia acerca de lo inteligible -que está, por cierto, bastante alejada de la que tenemos a este lado de la línea-, sino que es en sí misma el desarrollo práctico de esa heterodoxa noción de inteligibilidad. La idea de fracaso es medular en una obra cuyos significantes huyen de sus significados, donde la contradicción, el juego y el desconcierto se convierten en las características principales de la trama y los personajes. La idea de fracaso, por tanto, debe ser también una idea medular del abordaje de su estudio.
Recordemos que en 1993 Vicente Pozanco hizo una traducción de Finnegans wake en español que fue retirada del mercado por el aluvión de críticas que recibió y que la consideraban poco rigurosa. Al margen de que la traducción de cualquier obra situada a uno u otro lado de la línea deba ser considerada una reescritura, ¿cómo se puede considerar poco rigurosa una obra cuyo hilo argumental, cuyos personajes, cuya trama, es el propio lenguaje inglés? Parece que la traducción de Pozanco era efectivamente algo vaga, pero no se me ocurre una obra donde ese hecho importe menos. Quizá alguien crea que hay claves deterministas explicando la colocación exacta de cada palabra en la novela, pero para quienes pensamos que se trata más bien de una avalancha de nieve cayendo por una montaña interior, la infiel traducción nos importa menos. Puede que la mejor traducción de esta novela la hiciera quien se atreviera a empuñar una pluma y se dejara llevar por el fluir de su conciencia. Claro que sería difícil, por no decir imposible, encontrar a nadie con un talento cercano al de Joyce para obrar la emulación. Samuel Beckett opina que en Finnegans wake «la forma es el contenido, y el contenido es la forma. Puede usted quejarse de que este material no está escrito en inglés. Pero es que no está escrito después de todo. No está escrito para ser leído, o no solo para ser leído. Se ha creado para ser mirado y escuchado. Su escritura no es acerca de algo, es algo en sí mismo. Cuando el sentido es dormir, las palabras se van a dormir. Cuando el sentido es bailar, las palabras bailan. El lenguaje está borracho. Las palabras se tambalean, eufóricas».
Ya el propio título se presta a confusión. Para empezar nos falta el apóstrofo del genitivo sajón, pero obviando esto, el título podría traducirse como El despertar de Finnegan, El velatorio de Finnegan, El resucitar de Finnegan, La excitación de Finnegan, o incluso La estela de Finnegan. Este último quizá sea el más adecuado. Porque la propia vida es una estela, porque la propia palabra es una estela, y porque las vidas y las palabras son un misterio y eso es lo que parece que aborda el escritor irlandés en el conjunto de su obra: la capacidad simbólica de las palabras y las vidas, y la escasa duración -la estela- de su significación en el tiempo.
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La novela ha sido considerada siempre como un arte de mayorías destinado a educar mayorías. Es la epopeya laica, la epopeya sin dioses, la narración lineal de un personaje que enfrenta su mundo interior al mundo exterior para darle un sentido a las contradicciones o, al menos, para enunciarlas y exorcizarlas. Hasta Finnegans wake. Porque en Finnegans wake el mundo interior es un mundo ebrio que se enfrenta a un mundo exterior descompuesto. O un mundo interior esquizofrénico enfrentado a un mundo exterior ininteligible, donde la lucidez se reduce al sonido, a la música del verbo, al torrente de infinitos flujos del río, de la estela, de lo efímero.
Beckett dice que nadie debe quejarse de que el material de Finnegans wake no esté escrito en inglés. En mi opinión lo que tenemos aquí es el idioma inglés, vivo, desnudo, sin estar al servicio de la lectura, como un actor que deja de trabajar y al que vemos vivir su verdadera y secreta realidad. Una traducción de Finnegans wake, por lo tanto, solo puede ser un acercamiento, una emulación. Y según una visión que tenga demasiada fe en la razón para darle un sentido al mundo, un fracaso.
Para los que nos gusta el arte y la literatura, para los que no comulgamos con la religión de la causa y el efecto, las interpretaciones de una obra como Finnegans wake, como sus traducciones, serán infinitas. Una opinión enunciada a este lado de la línea no será nunca una propuesta, sino una mera opinión. Entonces, si Finnegans wake no es una novela sobre el lenguaje hecha de lenguaje, ¿qué se supone que es? ¿Una obra sobre el alcohol? ¿Una obra sobre la esquizofrenia de la hija de Joyce? ¿Sobre el modo en que opera la mente? ¿Sobre opio y marihuana? ¿Una obra cubista que se mueve y cuya estela no es ya figurativa? ¿Qué es Finnegans wake? ¿Un intento dionisíaco de completar al apolíneo Proust? ¿La anunciación de que, tras haber agotado la democrática, la aristocrática y la teocrática, llegaba la fase caótica de la historia? ¿Una novela que cuenta cómo su protagonista, HCE, se convierte en Tim Finnegan, protagonista borracho de una canción cómica irlandesa? ¿De cómo esa fusión se funde, a su vez, con el mítico héroe irlandés Finn que también es, a su vez, una montaña? ¿Vamos a seguir haciendo preguntas desde la razón para que no conteste nadie al otro lado? Ni una voz salida del fuego surgía diciendo mishe mishe a tauftauf tuespetrarricio, ni entonces, aunque poco después, el muchacho pseudocabronizado, engañó al viejo blandiciego isaac: no; todavía no, aunque todo se valenveneresía a lo largo de la rutha en que susuenan las lianas de nanathajo con que tejen las estheras. Pudre un pito con malta la cerveza del viejo que Sem y Cam habían caldeado a la luz de lampararca, hacia el último extremo del sarkoliris visto anulosamente sobre la caragua. La caída [¡bababadalgharaghtakamminarronnbronntonNerronntuonnthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenen thurnuk!] de uno que fue magnate senilgual en walstrit es descontada temprano en la cama y más tarde en la vida a través de toda la juglaría cristiana.
Podemos seguir hablando mucho más sobre los porqués de Finnegans wake, pero al final nos daremos cuenta de que nos hallamos en el mismo lugar que al principio. Con el Ulises Joyce dijo que mantendría a los críticos ocupados durante trescientos años. Con Finnegans wake los críticos no saben por dónde empezar, pero puede que los artistas se pasen trescientos años utilizando la novela como material para sus obras porque ellos son los únicos que se sitúan al otro lado de la línea para intentar comprender lo que está al otro lado de la línea.
Dora García lo hará en septiembre, en el centro José Guerrero, con la presentación de La sociedad joyceana dentro de su exposición CONTINUARRACIÓN: sobre sueños y crímenes.
De hace más de cinco años existe en línea un blog donde se han publicado extractos de la traducción en marcha al castellano de «Finnegans Wake», en versión anotada, precisamente con el título de «Estela de Finnegan» al que se alude…
http://esteladefinnegan.blogspot.mx/
Este trabajo ha sido comentado por José Emilio Pacheco (qepd), Patricio Pron, Juan Villoro y, entre otros, Vila-Matas, que empleó una versión del primer párrafo que proponía en Wikipedia (todavía se halla en la sección de ligas) para desarrollar uno de sus artículos semanales en El País (2009), adjudicando directamente a Joyce los neologismos que propongo ahí: correrrío (riverrun), vicio comodicio (commodious vicus) y enrrededores (Environs, que literalemnte significa Alrededores)…