Tiritañas y guiñapos, Luis Melgarejo. Editorial Saltadera, 2017, 90 páginas.
Durante unos años el cuadro estuvo colgado en una de las paredes de la casa de Luis Melgarejo. El lienzo es Cave canem, de Iván Izquierdo, el artista al que vimos pintar un mural en directo durante la jornada de apertura del curso 2014 en el Centro Guerrero, reseñado en su momento en este blog. Ahora Luis Melgarejo edita su tercer libro, Tiritañas y guiñapos, con ese cuadro ilustrando la portada y un poema en el interior de idéntico título. El poema parte del cuadro, pero luego toma su propia dirección.
El viernes 7 de abril Melgarejo presentará su nuevo libro en la librería Bakakai de Granada. Y el sábado 15 de ese mismo mes lo hará en La Zubia junto a Iván Izquierdo, que pintará un cuadro en directo -como entonces hiciera en el Guerrero- sobre la misma pared donde estuvo colgado Cave canem. Nosotros tendremos la oportunidad de presenciar el talento en directo, eso que no puede hacerse al leer un libro en casa o al contemplar un cuadro en un museo. Cómo se construye un perro, por Iván Izquierdo. Cuántas cosas caben en un perro, por Luis Melgarejo. El proceso de pintar y de reescribir con la lectura, el acto situacionista canino (que por supuesto será también humano, o mundano, pues el libro va mucho más allá del reino animal al asomarse también al vegetal, así como a la república de las mujeres y los hombres, de las bicicletas, los rifles, las hermanas, las montañas, cielos, guiñapos, rabinos, amigos, amores, polacos, polacas o incluso a la de una niña muy pequeña), podrá presenciarse allí donde estuvo aquel perro fundacional hace años y que hoy ilustra la portada de Tiritañas y guiñapos, en La Casa Con Libros de La Zubia. Hasta entonces, os dejamos con la vértebra y la carne.
El poema:
CAVE CANEM
Dentro de un perro, sí,
dentro de un perro caben
mordiscos, obediencia, ladridos, desamparo,
carlancas, madres, lobos, costillares,
cadenas herrumbrosas, candados antiquísimos,
la luz esa que alumbra la infancia en la memoria y
tiritañas raídas por la friega del hambre,
transiciones, incienso y
cabe el odio y la paz,
las raigambres profundas de la dicha más lenta,
los orines calientes del mozuelo humillado,
la divisa del miedo, los linderos del mundo,
el desguace infinito del motor de la furia,
las pupilas vidriosas que allanan la cuneta
del recto y uno y grande camino del insomnio,
las lonjas, las aduanas, los montes de piedad,
las cuevas cuando el fuego era un milagro,
alijos, malas pulgas, el pudor,
los zurdos y los diestros, escrutinios,
nitrógeno, potasio, cariño y mucho fósforo y
la osamenta pelada de un gallo de pelea
y un sigilo entre jaras y una asfixia de siglos
y estos nudos que aprietan como aprietan mis puños
el doble corazón de las urgencias
que late en la espesura y
también caben los soles,
el cáncer, bicicletas, las sobras, lo caduco,
tus manos, nuestras vidas, mis clavículas,
los cerros, los furtivos, la sed, la burocracia,
el tuétano de un fémur de los de relicario,
miserias, emboscadas, braseros, azadones,
las cuestas y los costes, el yugo, confidentes
y jornales manchados de sangre compañera y
la escarcha en el verdín de los estanques,
los golpes, las palabras, el silencio,
los tristes uniformes de un ejército firme,
punzones, maceteros, artilugios modernos
que parece que sirven para viejos quehaceres,
lo amargo de estas vísceras, la lógica del jueves,
condenas, dentelladas, apuros, callejones
y hermosas tachaduras mucho más verdaderas
que lo escrito al dictado del anhelo imperial
y el solsticio de invierno y las cerezas maduras
y el azar y la industria y
caben canes, canicie,
canículas de asfalto y podredumbre,
pistones, cartapacios, escorzos, nervios, censos,
las cosas sin sus nombres, la lengua que se da,
el mar, las motosierras, el vértigo, los rabos,
la piel de los membrillos, los líquenes graníticos,
la tierra apisonada, pereza y mansedumbre,
quinquenios, maquis, dudas, las perreras,
desórdenes, cuarteles, coltán, la numismática,
trescientas biblias coptas, el precio de la carne,
cabriolas, manillares, la raza y el moquillo y
la voluntad del amo y
también cazuelas, llagas,
laúdes, pedigríes, chilabas, desconcierto,
hollín, balates, yunques, gatos, sogas,
pinceles, hemiciclos, olvido, longanizas,
susurros, diagonales, microprocesadores,
el fiel de la balanza trucada de los justos,
la mística, la leña, sudor, fideicomisos,
azules, verdes, blancos, rojinegros,
el jazz, la levadura, lo falaz,
las florecillas blancas de las papas,
la pólvora, los trenes, pequeñas alegrías,
neblina, vecindades y más de cinco mil
cadáveres anónimos según la luz que arrojan
los datos más recientes relativos
a las fosas comunes de desaparecidos
de esta provincia nuestra.
Dentro de un perro, sí.
Dentro de un perro cabe la historia verdadera.
Y el cuadro:
¡Muchas gracias por tus palabras Antonio!