También por eso la pintura, acomplejada ante la potencia de la fotografía para fijar las figuras que antes construía ella, buscó nuevos caminos explorando… más que lo imaginario, la imaginación. En ese sentido, es muy pertinente la adenda de Julio Fuertes Tarín a su carnavalesca Fábula de Isidoro (la no menos farsesca «Desventura de Pajarico Aliaga + Clocha Perlita»). Allí introduce una primera nota al pie que dice: «El Diccionario de Autoridades (1726) recoge esta acepción de la palabra abstracto: «lo mismo que absorto, enagenado de los sentidos y fuera de sí». Es nuestra voluntad que la lectura de esta antigua acepción oscurezca el uso presupuesto, habitual y contemporáneo de la voz abstracto y nos conduzca terriblemente a la ambigüedad».
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