La artista multidisciplinar Leomi Sadler cuenta con numerosas exposiciones y una gran experiencia en el ámbito de la publicación. Es miembro del colectivo artístico Famicon y directora creativa en Famicon Express. Crea y vende prendas de ropa y otros productos en la plataforma Tydrax 618, y forma parte del equipo de dirección y edición de Mould Map Studio. Entre sus muchos cómics encontramos SUN Flowers, que elaboró entre 2013 y 2016. A raíz de la historia que subyace a su unidad, cuando le proponemos el artículo, la artista nos avisa: «Buena sincronización […] En tiempos de pandemia y recuperación, encerrados en nuestras habitaciones, quizás haya algo especial al fijarnos en este libro».
Algunas de las páginas de SUN Flowers, fanzine dedicado a las flores, frustran de manera persistente el reconocimiento de los hechos pictóricos, lo que prolonga nuestro empeño por apresar el escurridizo conjunto en nuestro pensamiento. Logro incondicional de Sadler, comparable a la esencia de L’ange del cineasta francés Patrick Bokanowski o, desde la distancia prudencial, a los aspectos saturativos de la obra de Bridget Riley, la consistencia de este fenómeno se debe tanto a decisiones conscientes como a la asunción del accidente en bajo grado al que conducen el papel y el método de impresión. En lo tocante al primer orden, Sadler exprime formas sencillas y abstractas —trapezoides, esferas o conos— a las que dota de una inquietante organicidad y ubica estratégicamente en el plano con el fin de evocar objetos más complejos o sensación de profundidad. En estas páginas, Sadler utiliza paletas de color cuyos tonos rivalizan entre sí. La vibración óptica de la risografía y el peso del poro del papel suman niveles a una pugna que sorprende tanto por su eficacia como por la economía de medios; propiedades muy aprovechadas por la nueva ola de autores interesados en revivir la risografía en el ámbito de la autoedición, pero que pocos extienden hasta la lectura conceptual.
La rebeldía no es el único fenómeno dentro de la partitura de SUN Flowers. Sadler nos pasea por otros estadios más convencionales en los que podemos distinguir un coqueteo formal con la figuración vegetal desde la síntesis, aunque sin la contención que caracteriza a antecedentes como las litografías y acuarelas sobre bosques de Manuel Ángeles Ortiz, las Fiori futuristi de Giacomo Balla o su Primavera de 1916. En estos tramos del fanzine visualizamos desde la calma la traducción que la artista hace de sus influencias: los dibujos animados de los años setenta y ochenta y la publicidad y los productos dirigidos a niños, presente en su obra también a día de hoy, en su reciente Tummy Bugs, editado por Breakdown Press. Sadler orienta la creación de sus personajes desde su vulnerabilidad. La mayor de las veces son rechonchos, reactivos, efusivos; ejercen violencia, o la padecen; sobre todo, son movidos. «[mis personajes] tienen personalidades repletas de defectos e insensatez», asegura en una entrevista para Creative Review. La figuración en SUN Flowers, sin embargo, es casi exclusivamente vegetal, con lo que solo queda un rastro envolvente de su visceral visión de los afectos.
En el núcleo de la obra encontramos la única aparición humana, que yace en una explanada a una hora dorada e incalculable, bajo una voluminosa formación gaseosa como una serie de estrellas conectadas entre sí. Ironías de la artista: en esta escena, la forma radial —que a nivel perceptivo distinguimos como la que simboliza la pretensión de mayor alcance espacial— no domina más espacio por sus extremidades, sino por multiplicarse y sucederse las unas tras las otras. Entre esta masa fantasmal y el humano media un goteo: ¿Cuál es la dirección del aparente trasvase del elemento primordial? ¿Estamos asistiendo a la huida de su alma, o a una succión? ¿Se desvanece su salud? ¿O es a la inversa, y se trata de la inhalación, o de una nueva disposición del polvo de estrella? La simultaneidad de escenarios irreconciliables entre sí que el corazón de SUN Flowers excita en nuestra imaginación nos recuerda a la noción de lo aperspectívico que desgranó Jean Gebser en Origen y presente: «[el término] trata de superar el simple dualismo entre afirmación y negación […] necesitamos un término que se sitúe por encima de la ambivalencia de la palabra radical, y también sobre el dualismo de los conceptos opuestos». Si bien cualquier obra de arte abriga interpretaciones encontradas, no todas nos elevan sobre la dualidad hasta el plano en el que su intersección cobra sentido.
A pesar de su carácter total y rebosante, el núcleo está flanqueado, y debemos entender la propuesta como un conjunto; pero la descripción que Sadler hace de su fanzine nos interroga sobre el modo de lectura de esta secuencialidad. ¿Se trata de una recopilación afortunada? ¿Coinciden las intenciones subyacentes a la conjunción de estas pinturas con el carrusel perceptivo en que resulta? La misma artista nos da la pista de que perseguía un sentido bajo el que acoger sus pinturas. Lo obtuvo:
«La historia tras este libro es la siguiente. Conocí a una señora muy excéntrica en una joyería. Me contó que, mientras se recuperaba de una enfermedad grave, colocó muchos cuadros de girasoles en las paredes, y que sentía que tenían propiedades curativas. Para resaltar aún más las imágenes, pintó la pared de un intenso verde. Su historia se me quedó adherida en la imaginación, por lo que, cuando decidí hacer un libro de pinturas de flores, sentí que debía rendirle homenaje».
Nos habla de un campo de flores vertical por el cual la perpendicularidad de las plantas que brotan del suelo desaparece y se solapa con el plano base. Con independencia del momento de elaboración de las pinturas de Sadler, la sola decisión de reunirlas prima sobre las disquisiciones relativas a la secuencialidad. La artista articula su homenaje tanto en la estricta medida en que ata sus obras como en una sutil referencia a las paredes de la historia que la inspiró: ninguna de las imágenes va a sangre, sino que están enmarcadas por bordes de diferentes tonos de verde cada una. Los marcos son transgredidos ocasional y silenciosamente; nos confiesan, como hace el método de impresión, el artificio detrás de SUN Flowers, al recordarnos que las imágenes son fotografías o escaneos, probablemente redimensionados, reajustados y tratados. Este fanzine es un trasvase cuyas páginas no están ocupadas por fieles reproducciones de los originales. La obviedad no eclipsa la horizontalidad lúdica del planteamiento de Sadler cuando reubica la obra original como fuente y antepone su reproducción, luego alterada, al respeto sepulcral por las propiedades del origen: que es, en el caso del núcleo, The First Caveman, una acuarela que encuentra una hermana distante en The First Earthling, y que desnuda la vida interior del prado narcótico.
Bibliografía:
Gebser, J., Hernández, J. (trad.). (2011). Origen y Presente. Girona: Atalanta. ISBN: 978-84-937784-4-6
Sadler, L. (2016). SUN Flowers. Zurich: Nieves Books.
Fulleylove, R. (2021, 31 de marzo). Comic artist Leomi Sadler on her new book and the journey to get there. Creative Review. Recuperado de <https://www.creativereview.co.uk/leomi-sadler-tummy-bugs-breakdown-press-comics/>
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