Como quien no quiere la cosa, Uriarte invita así a una doble lectura de las obras que ya pensamos que serán futuros clásicos. Una lectura que impugna su sentido tutor, un leve desplazamiento desde el lugar al que parecen conminar los enunciados dominantes que permite otra escucha de los mismos. Otra literatura. Y no se piense únicamente en el poder tantas veces contrastado de la ironía, capaz de disolver, corroer, aniquilar cualquier aserto. No se piense que es pura negación. Pues el crítico que la pone en práctica es capaz de logros positivos tan elocuentes como este:
«El dinero no parece ser importante para la mayoría de los novelistas españoles. En sus obras, me refiero. La difunta peseta habrá pasado a la historia como una de las monedas menos usadas de la literatura.»
Tienen mucho mérito los escritores y poetas porque vivimos en un mundo consumista que está haciendo mucho daño y y se hipovaloran todo lo relacionado con la escritura,