Sospecho que Iñaki Uriarte lo suscribiría. En el segundo volumen publicado de sus Diarios anotaba:
«“Yo solo me aburro con gente –dije-. O haciendo cosas. Como ver una película aburrida. Nunca si no tengo nada que hacer y estoy solo.” Fue una exageración.
El otro día hablábamos del aburrimiento. Pedro dijo que no sabía qué era. Yo dije que tampoco lo sabía muy bien. […] Con la cantidad de horas sin obligaciones externas de las que dispongo, cómo no voy a haberme aburrido a veces. En cualquier caso, nunca de manera tan febril como Cioran: “Me siento consternado por la gravedad, por la antigüedad de mi aburrimiento. El tedio ha sido la llaga de mi vida, mi enemigo inseparable, fraternal y asesino. ¡Podría rezar de aburrimiento!”.
“¡Podría rezar de aburrimiento!”.
Cioran, Kafka, Beckett o Bernhard serán considerados en el futuro como algunos de los escritores más significativos del siglo XX. ¿Se sabrá que para muchos de nosotros fueron en gran medida autores cómicos?»
Como dijo alguien «creo que si no hiciese una locura de vez en cuando, me volvería loco».