También hablaron sobre este asunto María Virginia Jaua y José Luis Brea, según recoge la primera en Idea de la ceniza. El pie se lo dio Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Dice ella: «la primera vez que la leí me gustó mucho, pero hay algo que me molesta en ese afán «narrativo» de la ficción y en ese empeño de hacer «novela» a la manera de la «novela», de hacer héroes, de hacer «relato» […], tanta construcción, tanto personaje, de pronto me parece muy falso». Responde él: «lo que me gusta a mí […]: convierte la capacidad de hacer ensayo en una posibilidad de hacer novela […] cuando la narración es la del que busca el conocimiento escondido en lo literario, entonces la posibilidad de la novela se abre para mí».
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