En su primera novela Ben Lerner visitó el Centro Guerrero. No menciona allí el nombre, pero a qué otro sitio podría referirse el narrador cuando dice que, desde el Albaicín, «bajamos a la ciudad y visitamos la catedral y un pequeño museo de arte moderno donde fingí tomar copiosas notas». Por las fechas del relato, la exposición que vio fue Traspasando los límites, de Joan Miró. Y eso fue lo que sentimos, dramáticamente, que estaban haciendo muy poco después. Lo interesante es el matiz que observó Lerner: «La gente hablaba de política, o es que de pronto todo parecía político. Escuché retazos de conversaciones sobre el papel actual de la fotografía, en las que «actual» significaba después del 11 de marzo. Se estaba formando un «después de» y el ambiente estaba cargado no tanto de la excitación de un período como de la excitación de la periodización».
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