Cuando en su libro La transformación de la intimidad el sociólogo Anthony Giddens se refiere a la sexualidad en las sociedades modernas, afirma que al hombre se le elogia la experiencia y a la mujer la virtud. Y esta dicotomía diferenciadora ya nos está delimitando en un mismo terreno dos posiciones contrapuestas frente al placer: a él se le permite, a ella se le niega. Para él es un signo de ostentación, para ella de vejación. Este axioma…
Sigue aquí, reseña crítica de Los colores de la carne de Sema d’Acosta aparecida en El Cultural de El Mundo.
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