En un texto sobre Óscar Raña, el historiador, profesor y crítico de cómic Gerardo Vilches identifica un grupo de jóvenes autores de cómic abstracto y experimental en torno a la ciudad de Vigo. Álvaro Pons ha trazado los antecedentes de esta «nueva escena gallega». Si bien tanto la incorporación de la abstracción como los nuevos métodos para tensar la narración visual están lejos de ser exclusivos de este grupo, aspectos como la cercanía espacial y temporal entre sus integrantes, su distanciamiento de la vertiente más rabiosa de la estética cibernética y su mayoritaria predilección por la imagen sottovoce los distingue en el panorama nacional. Ambos investigadores incluyen a Begoña García-Alén (1989, Pontevedra), autora de cómics como Nuevas estructuras (2017) o El sueño del escultor (2021); coautora de Nueva Mística de Vigo (2018) junto con Juan Fernández Navazas; y forma, con Andrés Magán, Noche Líquida Ediciones.
Unha gran dama impasible sale a la luz en 2017. Comparte título con un lienzo de Luis Seoane, artista y escritor argentino-español que terminó sus días en La Coruña. La honra es doble: una pequeña fotocopia del lienzo aparece al final del fanzine, casi a modo de apéndice, acompañado de la información técnica de rigor. Después de la lectura del fanzine basta un vistazo para detectar los procesos de constitución de la imagen que García-Alén comparte con Seoane, aunque desconocemos si como referente directo o solo como tributo: el aplanamiento del objeto representado —la renuncia a la ilusión de volumen—, su sección y distribución por el plano —el cual quedará a su vez dividido en subplanos, en un nuevo giro del sistema de ordenación visual propio del cómic y, en concreto, de la cuadrícula— y la disolución del objeto de referencia, el que parece ser el concepto tras la obra.
En un hábil ejercicio de economía de la representación que rememora las proporciones laxas utilizadas por Alex Katz —no así su pesimismo pop—, una pincelada directa y densa a medio camino entre la de Sue Williams, Maki Na Kamura y la habitual entre vanguardistas como Gabriele Münter, o la iconografía de los cuadernillos de ejercicios para niños, García-Alén intercala diferentes registros para constituir su narración sin alejarse jamás de la construcción sencilla. La espontaneidad de su trazo y mancha cobra un valor distintivo, como la pértiga de la funámbula, pues debe bastarse con un límite reducido de operaciones para apelar a diferentes modos de lectura de la imagen. Al igual que en el lienzo de Seoane o que en los primeros tanteos con la abstracción de František Kupka, en algunas viñetas apreciamos dibujos de tal grado de soltura y conflictiva colocación en el espacio que se resisten a la comprensión inmediata, como el decúbito lateral de la quinta página, aunque en el caso del lienzo de Seoane la disección y la dispersión son mucho más violentas. La visión de conjunto, la rotación o las comparaciones con el contenido de otras páginas serán de gran ayuda en estos tramos, a diferencia de aquellos en los que predominan los pictogramas. Es el caso de la fauna forestal en las páginas nueve y veintiuno. La imagen se torna entonces señal, y el lector puede permitirse un momento de mayor pasividad. De manera paralela, la autora niega el valor inequívoco del pictograma cuando dibuja formas simples y ambiguas que se resuelven en identidades dispares. Ocurre con la sospechosa comparación entre la copa y la lámpara en la página catorce, separadas por la inversión del sentido de las dos semicircunferencias que las completan. También apreciamos dibujos en los que el trazo pasa sobre sí mismo una y otra vez, lo que denota su trémulo cuerpo temporal —página veinticuatro— y aplicaciones escuetas de la pintura que ora delinean, ora imbuyen de noche.
A la par que inspiran recursos de construcción de las imágenes, las ideas de disolución y de pérdida, en calidad de fenómenos vitales, constituyen Unha gran dama impasible en dos escenarios diferentes que se alternan: el extraño que, sin Virgilio, se deja perder en el bosque al anochecer, y un momento de tremenda fragilidad humana tratado con respetuosa distancia e indeterminación. Ninguna de las narraciones se desarrolla en primera persona, sino que contamos con un narrador omnisciente, por mucho que en algunas páginas la realidad se confunda con la percepción de los protagonistas, a la manera de los primeros capítulos del Ulises joyceano. En cualquier caso, la autonomía de los personajes sobre la narración es nula. En la doceava página, el magma forestal amenaza con engullir al extraño según la coincidencia de sus colores con las líneas blancas del protagonista, desdibujado. De la anciana solo podemos ver sus tres cuartos traseros, por lo que sus rasgos son inasibles, como lo son para quien experimenta demencia avanzada; Ivan Seal, en giltsholder —uno de los muchos óleos asociados al álbum Everywhere At The End Of Time, de The Caretaker—, resolverá esta inasibilidad con una fórmula distinta, pero igualmente afín al rechazo del retrato frontal y a la visión del ser humano desde su punto más vulnerable: el que le obliga a girarse para apresar la realidad. Confunde los objetos a su alcance, e incluso uno se le escapa: pues la identificación de los objetos conlleva un comportamiento corporal específico que flaquea ante la duda. García-Alén opta al inicio del fanzine por la perspectiva caballera que la nueva generación de artistas extrae del lenguaje visual de los manuales de instrucciones y otros documentos técnicos para poner en suspenso la ilusión de precisión y rigor que suscitan. La traducción bidimensional del objeto volumétrico no conlleva necesariamente una pérdida, sino la búsqueda de soluciones para evocar un simulacro estructural. En el caso de la síntesis técnica, la traducción es exigua, ideológicamente cobarde y pretende convencernos de una neutralidad imposible. Estos fantasmas proporcionan un extraordinario placer visual así como se presentan más estables que la realidad de la materia a la que aluden. La autora da la vuelta a este registro, al igual que muchos de sus compañeros de las escena gallega.
Breixo Harguindey apuntaba sobre Nuevas estructuras, antes mencionado, que «las relaciones entre [sus] imágenes a menudo abandonan la secuencialidad en favor de la serialidad: dejan de responder a un encadenamiento mediante raccords de espacio, tiempo y lugar […] para entregarse a una cierta simultaneidad». Ocurre ocasionalmente en Unha gran dama impasible, con un giro sorprendente en la primera página: la autora vuelca el contorno de un mismo perfil (quizás otro tres cuartos traseros) en cada una de las viñetas que decide incluir, como un manojo de fotografías tamaño carnet expedidas por un fotomatón, con mínimas variaciones en la ejecución del único trazo. Encontramos una utilización menos sutil de este recurso en Pee Shiver, de Jason Murphy, que incluye un giro en la viñeta final que nos resguarda de la violencia de la congelación del tiempo a la que nos somete García-Alén. No podemos decidir cuál es el tempo que destila la seralización del contorno de la mujer, o si ha sido erradicado; pero comprendemos que cada mínima vibración nos distancia de una sola imagen con la que nos podríamos contentar con miras a la formulación de su correlato. Es el caso opuesto a los manuales de instrucciones, que apuestan por el menor número de variaciones posible para no dificultar la aproximación a su correlato.
En definitiva, Unha gran dama impasible entrelaza dos desvanecimientos con un amplio surtido de operaciones narrativas que sacuden nuestra percepción del tiempo y la linealidad asociada a las historias. Lo hace despojada de tanto como puede, al igual que le toca experimentar a sus personajes.
Bibliografía:
García-Alén, B. (2017). Unha gran dama impasible. Noche Líquida Ediciones.
(2017, 26 de diciembre). Vílches, G. Uno, dos; uno, dos, de Óscar Raña. Recuperado de <https://thewatcherblog.wordpress.com/2017/12/26/uno-dos-uno-dos-de-oscar-rana/>
(2019). Pons, A. El reto de la poesía gráfica: análisis de la obra de Begoña García-Alén. Congresos de la Universitat Politècnica de València, IV Congreso Internacional de Investigación en Artes Visuales. ANIAV Imagen [N] Visible. Recuperado de <http://dx.doi.org/10.4995/ANIAV.2019.9597>
García, O. (2019). El cómic como experiencia (un Beta-test de la narratividad del medio a partir de la obra de Begoña García-Alén). CuCo, Cuadernos de cómic n.o 12. ISSN: 2340-7867
Harguindey, B. Nuevas estructuras. 13 Millones de Naves. Recuperado de: <https://13millonesdenaves.com/nuevas-estructuras/>
Deja una respuesta