Cuadros de Brueghel, William Carlos Williams, Lumen, 2007, 192 páginas.
El último libro de William Carlos Williams (Premio Pulitzer en 1963), Cuadros de Brueghel, se inicia con la sección que da título al libro, diez poemas-écfrasis de algunos cuadros del maestro holandés. La poética de Williams, basada en el instante y en la presencia captada a través de la palabra hablada, respirada, coloquial, se define a menudo por uno de sus versos: «Ninguna idea / salvo en las cosas». Su poesía es claramente pictórica. Peter Brueghel el Viejo, el hombre «que lo vio todo» y «fielmente / lo registró» es el artista ejemplar de esta poética. Y William Carlos Williams, su epígono más perfecto.
PAISAJE CON LA CAÍDA DE ÍCARO
De acuerdo a Brueghel
cuando Ícaro cayó
era la primavera
un campesino araba
su campo
toda la procesión
del año estaba
despierta y estremecida
cerca
del borde del mar
concernida
consigo misma
sudando bajo el sol
que derretía
la cera de las alas
insignificantemente
lejos de la costa
hubo
un chapoteo asaz inadvertido
esto era
Ícaro ahogándose
LOS CAZADORES EN LA NIEVE
El cuadro completo es invierno
montañas nevadas
en el fondo el regreso
de la caza se efectúa hacia la noche
desde la izquierda
robustos cazadores dirigen
su manada el letrero de la posada
colgando forma un
gozne roto es un ciervo un crucifijo
entre sus cuernos el frío
jardín de la posada está
desierto excepto por una enorme pira
que llamea llevada por el viento tendida
por mujeres que se agrupan
a su alrededor hacia la derecha más allá
de la colina hay un patrón de esquiadores
Brueghel el pintor
preocupado con todo lo que ha escogido
un arbusto batido por el viento en
el fondo para
completar el cuadro
LA COSECHA DE MAÍZ
¡El verano!
la pintura es organizada
sobre un joven
segador disfrutando
su siesta de mediodía
completamente
abstraído
de sus labores matutinas
despatarrado
de hecho durmiendo
desajustado
sobre su espalda
las mujeres
le han traído el almuerzo
quizás
un poco de vino
se reúnen chismorreando
bajo un árbol
cuya sombra
negligentemente
él no comparte el
centro de
descanso
en su diaria jornada laboral
LA PARÁBOLA DE LOS CIEGOS
Esta horrible pero estupenda pintura
la parábola de los ciegos
sin algún rojo
en la composición muestra un grupo
de mendigos llevando uno
a otro diagonalmente hacia abajo
a través del lienzo
de un lado
a tropezar finalmente con una ciénaga
donde el cuadro
y la composición terminan detrás
del cual ningún hombre observador
es representado los rasgos
sin afeitar del desti-
tuido con sus pocas
penosas posesiones una palangana
en la cual lavarse una choza
campesina es visible y un chapitel de iglesia
los rostros son levantados
como hacia la luz
no hay detalle superfluo
en la composición uno
sigue al otro bastón
en mano jubiloso hacia el desastre
LOS JUEGOS DE LOS NIÑOS
I
Este es un patio de escuela
atiborrado
de niños
de todas las edades cerca de un pueblo
en un pequeño riachuelo
que lo serpentea
donde unos niños
están nadando
desnudos
o subiendo un árbol de hojas
todo
está movimiento
ancianas mujeres buscan
pequeños
pececillos
una boda de juego un
bautizo
una se inclina cerca
gritando
en
un tonel vacío
II
Pequeñas niñas
girando sus faldas por doquier
hasta que destacan los llanos
topes de los molinetes
para correr con el viento
o un juguete en 3 gradas para girarlo
con un pedazo
de trenza para hacerlo ir
el entusiasmo del ciego sigue los
zancos del líder
altos y bajos encajes del tipcat
cuencos pendiendo de las rodillas
de pie sobre tu cabeza
corriendo la manopla
por docena en sus espaldas
los pies pateando juntos
a través de lo cual un niño debe pasar
espiralando su salto o una
construcción
hecha de ladrillos
que algún albañil ha abandonado
III
Los desesperados juguetes
de los niños
su
imaginación el equilibrio
y las rocas
que han de ser
halladas
por todos lados
y los juegos para agotar
al resto
vendaje
para hacer uso de
un peso
oscilante
con el cual
aporrear
al azar las cabezas
alrededor
de ellos
Brueghel lo vio todo
y con macabro
humor fielmente
lo
registró
Deja una respuesta