Podría hablarse de ruido para referirse a esos experimentos (de la narrativa o de las artes) para encontrar modos de subjetivación acordes con nuestro mundo (ya “plenamente humano”) (en palabras de Gabriel, lector de estas notas). Sería, claro, un uso figurado de la categoría (y es curioso cómo ha venido fluctuando su connotación de lo negativo a lo positivo). Pero también podemos hablar del ruido en sentido propio, literal. Teniendo en cuenta, en fin, las dos acepciones a la vez, tendríamos que escuchar a su través una honda aspiración moderna: la de conectar con el magma primordial, todavía no-humano, si así puede decirse.
«Lou Reed, el último gigante de no sé qué arte porque el rock and roll es una mezcla como de blasfemia y ruido, de poesía y vigor, de Voz y luto.
»Es ruido.
»Porque el ruido es una forma misteriosa de la energía.
»Una forma de acercarse a Dios, el ruido, sí. Imagínate el ruido que debió hacer cuando estalló el Big Bang, a eso me refiero.»
Por la mención «nombrepilada». Las referencias pueden perfectamente pasar por aquí (http://www.worldcat.org/title/who-comes-after-the-subject/oclc/887016382) y por aquí (http://trove.nla.gov.au/work/6343026), sin olvidar a Hacking (http://press.princeton.edu/titles/5673.html) o, in the lacanian mood, with all his troubles a Le Gaufey (http://www.epel-edition.com/publication/209/c-est-a-quel-sujet.html). Abrazos, G.