¡Y a qué melancólicos pensamientos nos conduce la lectura de ese texto notable, en el sentido de lamentar que algo tan caprichoso y externo como el gesto de una negación autoritaria lo condene a no tener lectores! ¡A qué tristes conclusiones nos enfrenta el saber que el trabajo, los logros obtenidos, son para nadie, como lo son tantos, sí, pero en este caso a consecuencia de la apelación ciega a una ley que rige un universo completamente extraño al del objeto elidido! Es tan irónicamente borgiano…
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