También Jorge Méndez Blake propugna Otra literatura. Así se titula el libro que acaba de sacar. Y también propone otras lecturas de algunos clásicos futuribles a los que se refiere Uriarte (y de otros que ya lo son). Sin embargo, no es una lectura tan otra, tan disolvente con respecto a la implantada. En realidad, no es otra literatura sino la misma, la consabida. Lo que hace Méndez Blake es celebrarla, homenajearla (como demuestra incluyendo en tantos títulos la palabra Monumento) por medio de ingeniosos, y a veces muy pertinentes, juegos formales. Por ejemplo, el que realizó en Todos los libros de Borges, 2012. Ahora bien, el Beckett que nos presenta en El último lector, 2013 o en Todos los finales de Beckett, 2015 no es un autor otro en el sentido de Uriarte, sino el mismo Beckett que conocíamos. Uriarte lo que hacía era desplegar la ironía sobre sus obras, de resultas de la cual, claro, estas eran lo contrario de lo que decían ser. Doble o triste ironía, porque si lo eran, era a pesar de ellas mismas.
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