El Bacon de Curieses es una fuente lichtenbergiana de aforismos que son como relámpagos. Relámpagos se diría que vespertinos, que iluminan con el fulgor del siglo XX el basto territorio del arte pictórico. No sería extraño que algunos sobrevivieran al libro y permanecieran como dicta en los siglos venideros.
“Pensar el cuadro como espejo del autor o del espectador resulta una soberbia estupidez. El cuadro es solo un espejo de la pintura.”
“El tiempo no hace madurar la obra de arte, él mismo madura en ella.”
“El verdadero arte siempre está ordenado, sin importar cuánto deba al azar.”
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