Pero no sólo caracteriza a la juventud actual por medio de su expresión coloquial, sino que gracias a ella también traza retratos individuales, al margen de inscripciones generacionales.
“Temía que Sarah fuese una de esas mujeres que en vez de reírse decían ‘qué gracia’, que en vez de sonreír decían ‘es curioso’, o que en vez de decir ‘eres tonta del culo’ decían ‘bueno, creo que es un poco más complicado que eso…’. Nunca sabía qué hacer frente a ese tipo de personas, sobre todo si además eran de las que, después de que uno hablara, tendían a decir, de forma algo enigmática: ‘Ya veo’. Este comentario por lo general me hacía enmudecer.”
“Otra cosa que tampoco entendía era qué quería decir quien afirmaba de sí mismo que había sido una persona diferente. Sonaba al tipo de ciencia ficción emocional que un pequeño pueblo nunca habría tolerado. ‘Pero ¿qué dices de que eras una persona diferente? Déjate de chorradas. Si te conozco de cuando las gallinas te llegaban a la rodilla.’”
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