Dramatic Funnies, un fanzine de Marc Torices de 2022, recopila en sus 20 páginas varias tiras protagonizadas por el perro Cornelius, el personaje en el que lleva trabajando alrededor de trece años.[1] El perrillo, bonachón, torpe, atrae la maldad y la desgracia. En la portada se erige hecho de fieltro y tela, clavado en la nada tranquila y blanquecina, con un maletín. El muñequito, como su retrato fotográfico, fue realizado por la directora de cine de animación Siqi Song. Hasta la aprendida formalidad de su postura le queda grande. Como un cachorro que va a la escuela, todo en él parece insuficiente, pero su fracaso consigue desnudar algo de la realidad. Esta sencillísima figura escinde al personaje de su propio sueño, al que Cornelius no puede dejar de atender, con sus diminutos ojos, todo asombro. Por eso escogí este fanzine. Teniendo en cuenta el gusto de Torices por mostrarnos a Cornelius en diferentes estilos de su propio puño, como si pasase por diferentes autores, me llamó la atención que nos presentara la versión de otra artista, a la contra de la habilidad camaleónica que ha desarrollado, pero en consonancia con su deseo de colaborar.
Los temas principales del fanzine —la violencia, la relación verdugo-víctima o la ineptitud— no se traducen en ilustraciones testimoniales. Si las hay, no he sido capaz de advertirlas. Más bien abundan los escenarios articulados por un autor que parece fascinado por las formas y consecuencias de la crueldad, a las que se acerca desde la distancia. El apartado «Notas» de su último y enorme cómic, La alegre vida del triste Perro Cornelius —al que nos referimos como «libro gordo» durante la entrevista—, es un ejercicio de ficción de tono cronístico y salpicado con referencias históricas verídicas. Así que no pregunté acerca del origen de los materiales para las tiras. Su autor me insiste, me insiste mucho, en su posicionamiento.
Centro Guerrero (CG): Vi en el libro gordo esta variedad de estilo, de registro, de capacidad para apropiarte de rasgos de otros artistas y poner a Cornelius ahí. ¿Tiene alguna relación con Ice Haven, de Clowes? Vi que ocurría algo parecido, no sé si a un volumen más bajo, porque vi una variación un poquito menor. O si es algo que tú, sencillamente, has ido viendo… Y recuerdo que en alguna entrevista dijiste algo así como que esto nació de un momento en tu vida en que no había gente con la que pudieses colaborar, pero te gustaba esa riqueza, y trabajaste desde ahí. ¿Reconoces alguna deuda con alguien que haya trabajado así, o si tiene sobre todo que ver con un deseo personal?
Marc Torices (MT): Yo tengo deuda sobre todo con Clowes por Ice Haven; con Olivier Schrauwen, por El hombre que se dejó crecer la barba. Es muy, muy iluminador; para mí, fue una de las grandes cosas que le han pasado al mundo del cómic. Y Chris Ware. También hay por mi parte un rechazo a la idea de autor. La obsesión que tenemos los dibujantes por tener un estilo, por ser objeto de copia. Es una relación policía-caco un poco infantiloide… Me gusta pensar que con este libro hay una postura contra algunas ideas que se establecían en la novela gráfica: por ejemplo, que la subjetividad es la que da paso. Las experiencias de Marjane Satrapi en Irán le dan autoridad para poder hacer su libro. En mi caso, como yo no tengo autoridad para nada, no he salido de Barcelona y tengo una vida superanodina, entiendo que no puedo tratar mi punto de vista como algo genuino y abiertamente interesante. No es que esté en contra de eso, es que estoy en contra de hacerlo yo, porque no sería sincero conmigo mismo. Eso, exagerado, implica que yo no tengo ni personalidad para dibujar. No quiero ser autor y me gusta jugar a eso: jugar a ser autor, jugar a ser un dibujante.
Me pregunta un par de veces si he entendido esto, y asiento.
MT: Este punto de vista que tengo ahora sobre el cómic se lo debo a esta gente, seguro, porque ellos me enseñaron. Olivier Schrauwen es un autor con una voz propia, y él me pudo enseñar que yo no lo soy. De hecho, en las notas del libro gordo hay un momento en el que se habla del autor que hay detrás de Cornelius, que en realidad son muchos dibujantes, que la empresa lo usó, que le interpretaban actores…
CG: La labor ingente de tu ficción en torno a la historia de trescientos años de un perro, y que la pongas con todas las formas, con todos los colores; y que la circunscribas en una columna psicológica rotunda que todo el mundo podría rodear y recorrer… ¡Y que a la vez sea desde este sentimiento! ¡Qué paradoja! La persona que menos…
MT: (Inspira con fuerza) Me parece muy… natural… No podría ser de otra manera, ¿no?
Y remata al autor-creador:
MT: Una especie de creador, así, omnipresente y tocado por la divinidad, es ridículo… Más bien es una especie de canal. Alguien que está viviendo.
Así me terminé de convencer de que, de trabajar con vivencias personales, Marc Torices no las plasma cuidadosamente sobre la página, sino que las somete con sus herramientas hasta que las disuelve, aunque permanezca su fantasma. También me habla de los fanzines La cultura del duodeno y Viaje a Maiame. Mientras los acerca a su cámara para enseñármelos, me explica lo lejos que llega cuando se trata de inventar. Maiame es el mundo imaginario citado en las Notas del libro gordo de Cornelius, en un guiño a sus anteriores trabajos.
MT: La idea es jugar a hacer un libro. Uno de los fanzines consistía en jugar a ser una guía de viaje de un mundo imaginario. Esa especie de juego existía en los fanzines previos y no existe en los de Cornelius, que consisten en una tira tras otra, y se acaba. Te puedo enseñar… Esto está sin montar. Era una caja en la que pone Viaje a Maiame. Dentro había dos fanzines que eran Historias del día y luego otro, Historias de la noche. Con los fanzines venía un mapa del lugar…
CG: No me creo…
MT: Sí, sí. Y luego este otro, que dice Camina por Maiame. Por un lado tenías el callejero. Te cuenta los barrios, los localismos… Había una serie de palabras que solo se usan en esa ciudad que les dimos a los autores del fanzine. Participó mucha gente: Joan Cornellà, Néstor F., Alexis Nolla… Y usaban estas palabrejas. Creo que está relacionado con la idea del libro, que hace ver que hay muchos autores ahí dentro. Juega a ser una cosa que no es.
Bibliografía/webgrafía:
[0] El fanzine en torno al que gira esta entrevista es Dramatic Funnies, de Marc Torices (2022). Zángano Cómix.
[1] En la entrada del 11 de octubre de 2014 de su blog, Marc Torices anunció la creación de una cuenta de Facebook dedicada a tiras protagonizadas por Cornelius, «el perro ridículo». Aunque aparece en tiras de años anteriores, opté por remitirme a esta fecha, porque es cuando el personaje de Cornelius adquiere suficiente peso para el autor como para separarlo del resto de su trabajo y emprender un proyecto de difusión de sus tiras en un espacio aparte. [Recurso en línea] Recuperado el 3 de septiembre de 2024; revisado por última vez el 7 de noviembre de 2024. Disponible en: <https://marctorices.blogspot.com/2014/10/medio-en-decadencia.html>
Ya el 4 de mayo de 2011 Torices subió una tira con un perro antropomórfico llamado Marius, con aspecto y carácter parecidos a los de Cornelius. Marius sería, luego, el nombre de un personaje que se encuentra en el libro gordo, un perro anciano en silla de ruedas, y jefe de Cornelius. Disponible en: <https://marctorices.blogspot.com/2011/05/blog-post.html>
Pero la referencia más clara la da el autor en la penúltima página del libro gordo, dedicada a los agradecimientos: Torices, M. La alegre vida del triste perro Cornelius (2023). Apa Apa Cómics.
En el libro no se indica la ciudad de impresión, pero sí que corrió a cargo de Liberdúplex, que se encuentra en Sant Llorenç d’Hortons, Barcelona.
Las páginas no están numeradas, pero en la página web de Apa Apa Cómics se indica que el libro tiene 392 páginas. Si se contaron las páginas de cortesía en el cómputo total, esta página sería la 389. Si no, sería la 391. En cualquier caso, es la penúltima página de este libro (sin contar con la página de cortesía que lo cierra).
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