Nuevas propuestas arquitectónicas europeas. A propósito de los Premios Mies van der Rohe
Mies van der Rohe y el Pabellón de Barcelona
El Pabellón Alemán de Barcelona fue diseñado por Ludwig Mies van der Rohe y Lilly Reich para la Exposición Internacional de Barcelona celebrada en 1929. Dicho pabellón se convirtió de inmediato en un icono del Movimiento Moderno, un manifiesto construido capaz de aglutinar algunos de los puntos fundamentales de la arquitectura de vanguardia. Esta pequeña obra sería objeto de estudio pormenorizado durante décadas y, aún en la actualidad, sigue provocando una encendida admiración. La estructura, construida en vidrio, acero y piedra (travertino romano, mármol verde de diversas procedencias, ónix dorado del norte de África), más allá de su función inicial como espacio de representación nacional, mostraba una nueva manera de concebir el espacio, en el que las formas no eran un mero capricho dictado por la inventiva genial del arquitecto, sino que obedecían a una rigurosa lógica interna: el conocido leitmotiv «menos es más». La vida del pabellón original, sin embargo, fue ciertamente efímera y, ya en 1930, tras la clausura de la Exposición Internacional, se procedió a su completo desmontaje. No sería hasta la década de los ochenta del pasado siglo cuando la posibilidad real de reconstrucción tomase forma. El arquitecto Oriol Bohigas, desde el Ayuntamiento de Barcelona, apostó claramente por este proyecto para el que contaría con Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos, arquitectos que, tras un complejo proceso de documentación e investigación, levantaron el renacido Pabellón en su emplazamiento original. Así mismo, el Pabellón contó con piezas tan simbólicas como el mobiliario original, con la conocida silla Barcelona como elemento más destacado, o la reproducción en bronce de la escultura «Amanecer» de Georg Kolbe, una presencia silenciosa que se posa en un extremo de la lámina de agua situada en el interior del Pabellón.
Los premios Mies van der Rohe en Granada
La reconstrucción del Pabellón de Alemania no se limitó solamente a la materialidad del edificio, sino que trajo consigo una incesante actividad cultural. Ligada a dicha actividad, en el año 1988, la Fundación Mies van der Rohe de Barcelona y la Comisión Europea (dentro de su programa de apoyo a los sectores cultural y creativo) pusieron en marcha el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea- Premios Mies van der Rohe (EUmies Awards). Este premio llegaría a convertirse en uno de los más destacados galardones a la creación arquitectónica del continente, premiando tanto la labor de profesionales de dilatada experiencia como a aquellos otros de trayectoria emergente. Además del propio reconocimiento, el premio proporciona una amplia difusión a nivel mundial a través de exposiciones, publicaciones, elaboración de material audiovisual y visitas a los edificios seleccionados.
En 2007, paralelamente, el MoMA de Nueva York preparaba la exposición On-Site: New Architecture in Spain donde, a través de más de 50 edificios, se presentaba un panorama arquitectónico único a nivel mundial. En palabras de Terence Riley, comisario de la muestra: «La arquitectura ha emergido en España como la nueva forma de expresión artística, y esto es novedoso, ya que antes, cuando nos referíamos a la cultura y arte español, sólo pensábamos en pintura y literatura». En aquella ocasión, Granada habría de tener un papel destacado, puesto que después de Madrid y Barcelona, era el emplazamiento con mayor número de obras seleccionadas.
Diez años después, en 2017, los premios de arquitectura Mies Van der Rohe volverían a destacar la excelente labor arquitectónica llevada a cabo en la ciudad de Granada. Cuatro proyectos, muy diferentes entre sí, pero de enorme calidad y significado urbano, fueron seleccionados.
El Centro Lorca (proyecto del joven estudio MX-SL) es una pieza contemporánea situada en el corazón del centro histórico de Granada. Su encaje en la plaza de la Romanilla, asimilando la fluidez del exterior y el interior, así como la concatenación de sus ricos espacios en altura para enmarcar la cercana torre de la catedral, definen los ejes fundamentales de un proyecto tan atrevido como discreto, con vocación de generador cultural en torno a la figura del poeta.
La transformación del antiguo Hospital Militar en Escuela de Arquitectura realizada por el arquitecto madrileño Víctor López Cotelo es otro ejemplo de la fértil interacción arquitectónica que puede suceder entre el legado del pasado y la aportación del presente, cuando, en palabras del propio arquitecto «cada uno ocupa su posición sin someterse el uno al otro». La intervención, Premio de Arquitectura Española en 2015, contrapone con exquisita elegancia dos patios, uno histórico y otro contemporáneo, en torno a los que se articulan los espacios de la nueva Escuela de Arquitectura.
El edificio central del Campus de Ciencias de la Salud, realizado por el estudio sevillano Cruz y Ortiz, integra los distintos requerimientos funcionales del edificio en una concepción más amplia capaz de relacionarse con las nuevas construcciones universitarias y el espacio libre de su campus. La reconocible formalización que proponen sus autores, con sus quiebros e inclinaciones, intenta enlazar y evidenciar los flujos y circulaciones, casi la energía, que aportan los usuarios.
El último proyecto seleccionado fue la intervención de Antonio Jiménez Torrecillas en la estación de metro de Alcázar Genil. La aparición inesperada de los restos del Albercón del siglo XIII hizo necesario repensar completamente el inicial planteamiento ingenieril, lo que daría como resultado la perfecta integración de dichos restos, que actúan como intermediario entre el nivel de calle y el de andenes, facilitando su visita y equiparando ambas ingenierías: la del siglo XIII y la del XXI.
Premios Mies van der Rohe 2024
Los ganadores del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premios Mies van der Rohe (EUmies Awards) de 2024 continúan con la tradición de excelencia e innovación. Entre más de 350 obras de 38 países, el nuevo pabellón de estudios del campus de la Universidad Técnica de Braunschweig (Alemania), de Gustav Düsing y Max Hacke, ambos con estudios en Berlín, ha sido el proyecto premiado en la categoría Arquitectura. El jurado, presidido por Frédéric Druot, destacó, entre las cualidades del edificio, «su capacidad para desafiar las limitaciones y preconcepciones sobre la sostenibilidad, creando un entorno acogedor y lúdico para el estudio, la colaboración y el encuentro». En apalabras del presidente del jurado, el depurado proyecto ganador «más que un edificio, podría entenderse como un sistema versátil que fusiona avances tecnológicos con los principios flexibilidad y reutilización».
El Premio Emergente 2024 ha sido otorgado en esta ocasión, a la Biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona, un proyecto de SUMA Arquitectura, un estudio madrileño fundado por Elena Orte y Guillermo Sevillano. Según el jurado, «la Biblioteca contribuye a la transformación del barrio, abriéndose como un nuevo espacio público exterior e interior. Esta estructura de madera se desarrolla como una rica secuencia de espacios monumentales y domésticos que dan la bienvenida a vecinos y ciudadanos, proporcionándoles ambientes confortables para el aprendizaje, el trabajo en equipo y el compromiso de la comunidad».
La presente edición de los premios, según la organización de los mismos, ha servido para poner en valor «la exploración y el potencial de cambiar mentalidades y políticas, así como la importancia de fomentar la inclusión». Una concepción llena de esa poesía de lo pragmático, de sentido común y funcionalidad cercana, donde el interés de lo humano prevalece sobre lo meramente formal.
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