En sentido contrario al de la Novela, un género históricamente comprometido con la realidad que, sin embargo, en estos casos últimos se aleja de ella, otro que siempre campó a sus anchas ignorándola se le acerca como nunca. Nos referimos al cómic, que acaba de cruzar un Rubicón (y nunca mejor dicho, por su tema) acogiendo al fotoperiodismo para darnos un reportaje magnífico: La grieta, de Carlos Spottorno y Guillermo Abril. ¿Por qué han recurrido a un medio tan connotado en sentido opuesto para comunicar su experiencia? El texto de la contra señala que se resumen aquí tres años de trabajo, 25.000 fotos y 15 cuadernos de notas. Con ese material los autores han confeccionado artículos, han ilustrado portadas de publicaciones muy influyentes e incluso han obtenido el World Press Photo en 2015. Pero los estrechos límites a los que han tenido que adaptarse se han demostrado insuficientes, de modo que han querido experimentar con otros nuevos para encontrar un cauce con más capacidad para conducir el enorme caudal acumulado. Spottorno, que ya había parasitado con gran éxito formatos como el del semanario The Economist (The Pigs, 2013) o el de una revista bancaria de identidad corporativa (Wealth Management, 2015), ha dado un paso más en su búsqueda hibridando dos géneros muy pujantes hoy: fotolibro y novela gráfica. El texto promocional de la contra termina diciendo: “Este relato no está basado en hechos reales. Son hechos reales”.
Ha nacido un clásico.
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