El pasado 20 de mayo, en la casa de subastas Doyle, de Nueva York, se subastó un grupo de obras de Warhol, Epstein, Giacometti, Tanguy, Tobey y Cornell, entre otros muchos, bajo el habitual maestros del arte moderno y contemporáneo. La sorpresa es que no sólo figuraba un Guerrero de 1962 entre el exclusivo conjunto, sino que fue la obra más valorada de la subasta. ¿Indicador de un cambio de status del amigo americano en su país de residencia, desarrollo del interés por la legión extranjera del expresionismo abstracto o retorno de la pintura, si es que alguna vez se fue?
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