Hace unos días, recibí de parte de Jazmín Beirak la invitación para hablar de la experiencia de este blog en la propuesta de crear una serie de seminarios-archivo similar a Curating: Degree Zero, una exposición ineludible sobre las políticas de la exposición. Desde entonces, he empezado a notar que la lógica en la que nos acercamos a este tipo de fenómenos quizá sea inversa, y en lugar de empaquetar y exhibir la inmaterialidad (bajo la sospecha de la melancólica repetición a lo Lucy Lippard), se esté produciendo una materialización de la inmaterialidad en la esfera cultural, me explico con dos casos.
El primero es el de los artistas, diseñadores y comisarios que participan en VVORK, sin duda uno de los mejores blogs de arte contemporáneo. Frente al citacionismo y referencia de segunda mano de tantos otros blogs, VVORK postea con regularidad proyectos tematizados entre sí de artistas más o menos conocidos, más o menos ajenos a los nombres, lugares y centros ubicuos. Los posts suscitan temas con sutileza, no existe texto interpretativo, salvo una leve descripción bajo una gran imagen y un breve link a la web del artista. VVORK funciona como una exposición sin espacio ni fecha de cierre; lo más destacado es que su contenido suele responder a una investigación constante y que sustituyen el valor expositivo por información en estado puro y la trivialidad de la imagen, problemática en revistas de arte, por una función esencial para la comprensión de los trabajos que presentan. Pues bien, la Galerie West de La Haya decidió ofrecerles la posibilidad de comisariar una exposición, y el resultado es éste, una muestra realizada por el skype, cada uno vive en un continente diferente, con la aparente falta de relación de su repositorio online. La muestra es, según sus palabras, una selección de artistas muy jóvenes que usan la tecnología de la información o los medios de comunicación contemporáneos con un enfoque innovador y poco ortodoxo.
El segundo caso es el del The Blogger Show, una exposición organizada por tres galerías (Digging Pitt, Agni y Panza) que incluye el trabajo de una treintena de artistas cuyo principal vínculo de unión es que todos se toman el tiempo de reflexionar, comentar y compartir su trabajo diariamente en sus blogs, a modo de una exhibición pública desde el estudio al público, prescindiendo de la sala del museo.
Dos casos que, en definitiva, pueden servir para cuestionar si el destino de lo virtual tiene que ser lo real o, por el contrario, si esta sinergia puede suponer el inicio de un comisariado más participativo o, usando el ejemplo del software, un open source curating.
Un post muy interesante. Muchas gracias por la información.
Por mi parte opino que la plasmación real de la virtualidad es una consecuencia inevitable por encontrarnos aún bastante anclados a una concepción material del mundo, pero no creo que deba ser el fin a buscar. Y explorar las opciones de un comisariado abierto y colaborativo puede dar lugar a propuestas muy frescas e interesantes.