«En casa del coleccionista David Prager se dio una cena en la que estábamos, entre otros, el director del Whitney, Lloyd Goodrich, su mujer, Ethel Schwabacher, que había escrito un libro sobre Gorky, Leo Castelli y varias personas más. Enfrente de mí, en la misma mesa, estaba Castelli. En esa época, comenzó a insultar a Pollock y a Rothko llamándoles “sombreros viejos”. Esto me dolió mucho, ya que Pollock había muerto y yo sentía una gran admiración por Rothko. Le contesté que no había derecho a insultar a tan grandes pintores. Lleno de furia y a gritos, para que lo oyeran en las otras mesas, me dijo que yo era una mierda. Le contesté que a mí me podía insultar, pero no a mi pintura. Se hizo un silencio absoluto y, ya muy tenso, le contesté que era al revés, que los dos “sombreros viejos” eran ………………………… y …………………………
Hoy desde España, muchos años después, sigo creyendo lo mismo: que eran dos jóvenes de mucho talento que se han malogrado por el comercialismo de las nuevas galerías. Forzados a ser maestros demasiado jóvenes, han envejecido muy pronto, su obra y ellos. A ver si hoy están a la altura en que Castelli los puso comparándolos con Pollock y Rothko. Creo que fue una desviación de la pintura, una escapada al refugio de dadá y la vuelta al collage que había hecho Schwitters. No cabe duda de que todo este manipuleo dio lugar al pop, al realismo e hiperrealismo, y hoy estamos volviendo a reconocer la pintura. La pintura de siempre».
¿Quiénes eran los dos artistas promocionados por la galería neoyorkina de Leo Castelli a los que se refiere aquí Guerrero?
La respuesta correcta a lo preguntado en la entrega anterior es:
Generación Beat (Ginsberg, Kerouac, Burroughs)
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